Ociojoven cierra sus puertas

Tal vez estas palabras no signifiquen nada para vosotros, pero para mí es el cierre de una era en mi vida. Ociojoven.com es la web en la que me he criado, en la que he crecido, joder, es la web en la que me he ido perfeccionando poco a poco. Llegué hace más de tres años, leyendo las historias que allí estaban colgadas (algunas dignas de envidia, ojalá la mayoría de los escritores de fantasía escribieran como algunos de los "amateurs" allí registrados) y luego escribiéndolas yo mismo. Ha sido una web en la que me han ido criticando lo que iba colgando, nunca críticas por criticar, siempre se podía sacar alguna enseñanza, algún detalle que se te había escapado. Ahora, esa web comienza su caída en el olvido. ¿Por qué? Porque a la panda de mamones (o hijoputas, que queda mejor) del grupo Planeta (que habían comprado la web hacía años) les ha salido de la punta. Alegarán razones fiscales, claro, que no da dinero, que ha decaído el número de usuarios, que ya no se postea tanto... tal vez no sea la web más activa del mundo hablando de posts, pero se colgaban un mínimo de diez relatos semanales, y cada relato con sus respectivos comentarios (si merecía la pena, que últimamente era siempre). Planeta no solo a cerrado una web, no solo ha cerrado un foro (que era, posiblemente, uno de los mejores en cuánto al nivel de los usuarios), ha cerrado una institución en términos culturales/literarios. Ha cerrado una parte muy importante de las vidas de cada uno de los usuarios. Y no solo eso, muchos de los grandes relatos de la web van a desaparecer, porque muchos usuarios ya no han vuelto (por el motivo que sea) y no pueden rescatar esos relatos/poesías/reseñas. No sabemos que será de todo eso, tal vez se pueda recuperar (el problema es que eso fue enviado a Ociojoven, no a la nueva web), tal vez no. Pero, al menos, recordaremos los mejores relatos.

Pero si se cierra una puerta, se abre una ventana. Y esa ventana se llamará OcioZero.com (aún en construcción, posiblemente se abra la semana que viene). Allí nos volveremos a reunir los colgaos de OcioJoven (y espero que algún que otro locuelo más), allí volveremos a comenzar.

Bueno, gente, hasta que nos olamos.

Del morbo

Ayer vi en la 3 un anuncio que me heló la sangre en las venas, y no era la primera vez que un anuncio de esa cadena lo hacía. Tal vez lo hayáis visto ya, un anuncio en el que contaban la historia de Mariluz, la tristemente famosa niña desaparecida y, finalmente, encontrada muerta. Es una historia muy triste, demasiado para que un puñado de cabrones saquen pasta a su costa. Estoy indignado, joder. Todo lo hacen por el puto morbo, el puto morbo que hará que miles de personas en este país pongan ese canal para ver esa "verdadera" historia. Estará adornada, por supuesto, si no no sería tan interesante. Me da asco, me inspiera odio. Joder, estoy hasta los cojones de cosas como esta.

¿Qué tendrá el morbo que hace que tantas y tantas personas vean imágenes como esa? ¿O que vean con disfrute imágenes de muertos en lejanas guerras, en vez de cabiar el canal? Cada vez que enciendo la tele para ver las noticias (cada vez menos veces, ahora suelo leer el periódico cada vez que puedo), veo muertos colocados en la pantalla para el disfrute gratuito de nosotros, los ciudadanos morbosos. Si, digo nosotros, porque yo también tengo culpa, no he enviado ninguna carta a la cadena protestando por eso. No he hecho nada, ¿por qué? Porque no creo que sirva para nada, estoy pesismista (aunque tal vez no es que esté, sino que soy, que nací ya pesimista).

En fin, os dejo. Yo tengo cosas que estudiar (debería estar haciéndolo ahora) y que pensar (pensar en la posibilidad de hacer algún viajecito a Japón dentro de unos años... allí dicen que de verdad hay honradez y educación. Será un buen contraste con España).
Ahora sí, hasta que nos olamos.

Actualización del blog

He corregido algunos errores de código (creados por mí mismo al experimentar...) y he añadido un par de cosejas, espero que éste diseño sea el definitivo.

Nuevo nombre (ma dao un venazo...)

Ya está, he cambiado el nombre del estercolero, ahora pega más con lo que es en ralidad, lo otro era demsiado fisno, demasiado grandilocuente... muy poco mi estilo, coño.
Bueno, seguid viviendo, pt4's. Hasta que nos olamos.

Espera

Siempre esperando, siempre. Es la tónica de la vida, ¿no? Esperar a tener la edad para ver esa película; esperar a recibir la nota de ese exámen tan jodido que te tiene de los nervios; esperar a encotrar a esa persona... Simpre, esperar una y otra vez. El problema es que no podemos esperar siempre, el ser humano es caduco, envejece. Dejamos pasar nuestros mejores años esperando. Estoy hasta los huevos, para qué ser fino a la hora de decirlo. Me he resignado, estoy esperando, espero, espero, espero. Es un pensamiento un tanto deprimente, un tanto desesperanzador. A lo Quevedo (que dijo aquello de que nada más nacer comenzamos a morir), o por lo menos creo que es a lo Quevedo, tal vez sea de otro de los poetas depresivos que tan bien han sido acogidos por la historia, después de muertos en su mayoría, por supuesto. De la cuna a la sepultura, joder, ¿y lo de en medio? ¿No vale para nada? ¿Solo es un paso intermedio de la nada a la nada?
Ahhh, joder, hostia, copón, leche de pato, hostias en vinagre (sí, se me va la cabeza, hace tiempo que va y viene cuando le apetece). Bueno, me vuelvo al mundillo universitario después de desahogarme un poco en este wáter mental... un momento, me parece que ya tengo un nuevo nombre para el blog...

Un delirio que pretendía ser un microrrelato

Veo pájaros, pájaros negros. Una bandada de ellos. Cubren el cielo con sus alas, no dejan que la luz del sol llegue hasta el suelo, hasta mí. De sus patas gotean dimitutas gotas de sangre, parece que llueve. Y ahí estoy yo, solo, con el rostro moteado de rojo, con los brazos abiertos en cruz, con la mirada puesta en el oscurecido cielo, con el alma rota, con la vida sujeta de un único pelo, con, joder, con miedo, con indiferecia, con excitación, con la muerte en mi sombra y mi vida ante mí, ambas esperando, ambas mirandome, ambas impacientes con mi indecisión. El problema es que no quiero elegir, no me veo con fuerzas para ello. Cierro los brazos, me siento en la tierra húmeda. Me siento cansado, me siento muerto. Una sensación de frío recorre mi espalda, parece que he decidido al fin, la puta de negro ha ganado, noto su fría mano en mi hombro, escucho su respiración ansiosa. Pero en mi rostro noto de nuevo el calor, abro los ojos y me encuentro con la dama de mi futuro, aquella que me ha empujado a seguir ya tantos años. Me sonríe. El cielo se despeja.