El cónclave

Bah, no he tenido ganas de esperar a colgar algo de nueva factura, comenzaré colgando antiguas paranoias y continuar desde ahí. Os dejo uno de mis relatos más queridos: El Cónclave

El Cónclave

- Nos han olvidado- dijo apesumbrado el gnomo.

- ¿Es definitivo?- inquirió el unicornio al tiempo que golpeaba con su pezuña delantera el suelo-. Me cuesta creer que los humanos hayan llegado a ese extremo.

- Más que definitivo- respondió el gnomo.

Susurros de nerviosismo y miedo recorrieron las filas de los miembros del Cónclave, en el cual había un representante de cada criatura mágica o fantástica imaginada por el hombre.

- Imbéciles- resopló el fauno golpeando el suelo con sus patas-, ¿tan cortos de miras son estos hombres para desterrarnos al olvido?

- ¿Sólo imbéciles?- Respondió el barbudo enano con un fiero gruñido-. Una panda de imbéciles hijos de la grandísima puta, eso es lo que son. Los muy gilipollas han desterrado la magia de sus vidas y con ella la esperanza y los sueños. Me dan ganas de meterles a todos un yerro al rojo por el culo y…

- Creo que has dejado bastante clara tu postura, mi rechoncho amigo- interrumpió el corpulento elfo de pelo negro como el carbón con expresión preocupada-, pero antes de que continúes despotricando contra los humanos deberíamos saber cómo ha ocurrido esta desgracia.

- Ya salió el afeminado este…

- Silencio- la voz del inmenso cíclope retumbó por todo el valle-, escuchemos a nuestra informadora en el mundo de los hombres- se dirigió hacia el hada-. Por favor, cuéntanos cómo ha muerto la fantasía en el mundo.

El hada levantó el vuelo y se colocó a un par de metros de altura, en el centro del círculo que formaban los miembros del cónclave antes de comenzar a hablar con voz aguda.

- No se puede decir que sea algo sorprendente- comenzó el hada-, después de todo, desde que aquel psicólogo infantil comenzara a decir que las historias de hadas y elfos solo servían para crear niños poco sociables e inestables con tendencias a vivir en mundos internos…

- Valiente gilipollas- gritó el enano.

- Esto solo era cuestión de tiempo que ocurriera- terminó el hada sin inmutarse-. Poco a poco, los padres dejaron de contar historias de unicornios y dragones a sus hijos y las editoriales dejaron de publicar libros de fantasía al convertirse en un género tildado de “creador de locos y personas con problemas sociales”. Al final, ni siquiera los libros de los grandes del género de la fantasía se salvaron. ¡Hasta dejaron de editar las obras de Homero y algunas de Shakesperare como Sueño de una Noche de Verano!- Un murmullo airado recorrió el cónclave, el hada esperó a que remitiera antes de continuar- Ayer se acabó con el último resquicio de magia cuando fueron quemados los libros clasificados como fantasiosos en una gran orgía de fuego.

- ¡Imposible!- Saltó el minotauro dando un paso al frente- ¡Me niego a creer que los humanos hayan llegado a eso!

- Han llegado, compañero- respondió el hada-, han llegado. Ante una iniciativa social promovida por un grupo aislado de psicólogos que gozan de inmerecido prestigio, los humanos comenzaron a quemar por propia iniciativa todos esos libros- por la mejilla del hada cayó una solitaria lágrima.

- ¿Y qué pasa con los niños?- Intervino la sirena asomando la cabeza del estanque cercano al centro del cónclave-. ¿Es que han perdido la imaginación? Después de todo, ellos nos crearon en la noche de los tiempos.

- Les han ocultado nuestra existencia- respondió en un susurro el hobbit de pelo negro comprendiéndolo todo-. Les han ocultado toda señal de nuestra existencia- repitió-, los padres se han negado a contarles nada a sus hijos por miedo.

- ¿Miedo de nosotros?- Intervino el vampiro-. Les podían decir que sólo existimos en la imaginación, como se ha hecho desde siempre. Por ese temor absurdo nos han condenado.

- No tienen miedo de nosotros- respondió el elfo-, de lo que tienen miedo es del rechazo que pueden sufrir sus hijos por los demás niños, miedo de que un psicólogo con más problemas y complejos que sus pacientes diga que si su hija sueña con un unicornio significa que quiere usarlo para provocarse placer con el cuerno del animal.

- Rectifico- intervino el enano-, no son gilipollas: ¡son unos putos perturbados de mierda! Así les den por culo una manada de caballos con sífilis a todos y cada uno de ellos.

- ¿A dónde habrán ido a parar los pensadores que pregonaban que la imaginación es la fuente de todo lo bueno y noble que ha parido la humanidad?- Preguntó el gnomo al aire al tiempo que apretaba y arrugaba su rojo sombrero picudo con gesto de desesperación.

- Murieron hace ya varias décadas- respondió con voz etérea Eonwë, heraldo de los Valar creados hacia dos siglos por el Maestro-, fueron los últimos destellos de genialidad de esta era y no había quién los sustituyera: todas las mentes jóvenes estaban condicionadas con los prejuicios irracionales de sus padres hacia la magia y la imaginación. Genios como mi Padre murieron hace ya más de un siglo, en el fin de la Era Dorada, justo antes del declive de la palabra escrita.

-Tienes razón- intervino un brujo con el pelo blanco y una espada colgada a la espalda cuyo mango sobresalía por encima de su hombro izquierdo. Sus ropas eran negras y su voz desagradable, al igual que su rostro enmarcado en una melena blanca como la nieve-, grandes genios como el Maestro y sus discípulos, entre los que se cuenta mi propio padre, fueron relegados al olvido por los autodenominados “eruditos de las letras y protectores de la literatura” al considerar que todo lo fantástico escrito a partir del siglo XX es “literatura menor”. Su puta madre, esos mismos hipócritas son los que aplauden ante Sueño de una Noche de Verano al ver como Oberón y su séquito saludaban al público una vez terminada la obra.- Su voz estaba cargada de odio.

- Serénate, brujo – Le dijo un hombre de barba tan gris como sus desteñidos ropajes y sombrero que empuñaba un bastón de madera-, tu furia no enderezará nada de lo que “los avances de la humanidad” han torcido. Yo ya pude ver que estábamos condenados mucho antes del declive, lo vi desde el mismo momento en que se emitió el primer programa de televisión. Después de todo, debemos reconocer que la mayor parte de la población mundial tiene un intelecto bastante bajo y una comprensión lectora aún menor, la televisión se recibe de forma fácil y no es necesaria mucha inteligencia para comprender la mayoría de banalidades e idioteces que aparecen en ella. Tal vez haya habido guionistas que han intentado que la televisión también tuviera la fuerza sentimental e intelectual de un libro, pero ellos también sucumbieron ante la fuerza de la telebasura y de las películas hechas sólo para vender entradas en los cines.

- Ya conocíamos esa historia, mago- dijo el anciano dragón dorado, cuya cabeza se alzaba sobre las de los demás-. También sabes que intentamos paliar el efecto nocivo de la televisión en las mentes jóvenes y sin formar, pero fracasamos.

-Estrepitósamente- intervino el brujo sombrío.

- Casi sin posibilidad de recuperación- dijo Eonwë-, nuestro último recurso fue peor que la propia enfermedad.

- Eso, mete el dedo en la llaga- le increpó el enano con acritud-. Ya sabemos que nunca estuviste de acuerdo con aquella medida, pero no hace falta que nos restriegues por la cara nuestro fracaso.

- Yo tampoco estuve de acuerdo- intervino el brujo-, era una deshonra para la memoria del Maestro y la de sus discípulos.

- Lo sé, lo sé- cortó el mago-, a mí tampoco me agradaba la idea de enviar a todos aquellos escritores cuyo único talento era el de saber vender libros mal escritos a los adolescentes más maleables e ingenuos.

- No sirvió de nada- dijo el orco interviniendo por primera vez-, sólo fue un parche mal cosido que finalmente se cayó por su propio peso.

El silencio cubrió durante varios minutos el valle en el que se encontraba afincado el Cónclave, en cuyo transcurso todos los representantes se abstrajeron de sí mismos.

- ¿Y qué ocurrió con los magos?- Habló por fin el gnomo- Siempre han sido admirados por todos por sus trucos, haciendo que hasta los más escépticos abrieran la boca con sorpresa.

- Les dio por revelar sus secretos a la gente en una competición entre ellos para ver quién tenía unos montajes más elaborados y difíciles de realizar- respondió el hada.

- Y ya nadie volvió a emocionarse con un truco de magia, pues ya sabían que no tenía nada de mágico, sólo era técnica y rapidez de manos- terminó el cíclope.

- ¿Qué haremos ahora?- croó una rana desde el estanque-. ¿Morir lentamente? Nos alimentamos de las creencias y la imaginación. Si nos faltan, moriremos lentamente y sin remedio.

- Aún queda algún tiempo hasta que comencemos a desaparecer- dijo el minotauro-, tal vez surja alguien que nos pueda insuflar algo de vida antes de que eso ocurra.

- Muchas esperanzas tienes- replicó el centauro-, sabes tan bien como yo que estamos cayendo en un pozo sin fondo.

- Tal vez tengamos alguna oportunidad- dijo un hombre entrando en el círculo del Cónclave. Vestía una capa hecha con la piel de un inmenso león y le colgaba una maza del costado. Era Heracles, el héroe de la imaginación de los antiguos.

- ¿De qué estás hablando?- Quiso saber el anciano ent con barba de líquenes, hablando por primera vez en siglos a un ritmo normal, lo que denotaba su emoción.

- Hay una joven que tiene el potencial para ser una Enviada-respondió Heracles-. Si nos apresuramos, podremos hacerle sentir el deseo de escribir antes de que deje atrás los últimos restos de la infancia y, con ella, su imaginación.

- ¿Estás seguro de lo que dices?- Preguntó Eonwë- El último Enviado que apareció entre los hombres fue mi Padre, hace ya tantos años. Tal vez demasiados años como para que puedas avivar de nuevo la Llama Imperecedera.

- Completamente seguro- respondió Heracles-, si el Cónclave me concede el permiso, me gustaría encender la Llama Dormida que hay en ella.

- Por supuesto que puedes ir- el enano se adelantó a todos los demás-, cagüenlaputa, no hacía falta que vinieras a pedir permiso para salvar nuestro mundo.

- Entonces me marcho- dijo Heracles al tiempo que hacía una reverencia y desaparecía.

- Gran sacrificio es el que va a hacer Heracles- dijo el brujo-, avivará la llama con su propia existencia.

- Volverá- aseguró el elfo-, con otra forma, otro rostro, otro cuerpo, pero volverá.

- Eso espero- dijo el mago con un suspiro-, si no vuelve así, significará que nuestro fin se acerca.

* * *

La joven se despertó inquieta: había tenido un sueño muy extraño. Había soñado con criaturas extravagantes, seres de otro tiempo, y con aquella Llama que se había encendido en la negrura a partir del cuerpo de aquel hombre de aspecto joven y ojos de anciano. La impresión que le había producido era la de un faro encendiéndose en la negrura para alumbrar el mundo. Sentía un extraño cosquilleo a la altura del estómago, parecido al que provocaban los nervios. Sin saber la causa, la joven se levantó de la cama y cogió un folio en blanco y un lápiz y se sentó ante el escritorio, al tiempo que se alumbraba con la luz de un flexo. Posó el lápiz sobre la superficie blanca del papel y comenzó a dar las primeras pinceladas de lo que sería un vasto mundo poblado por seres de los que nunca había tenido noticia, ¿o eran las extrañas criaturas que habían poblado su sueño? Sacudió la cabeza, paró de hacerse preguntas y dejó que su mente fuera pariendo pensamientos sobre el papel.

En un lugar lejano, en un valle poblado de verdes árboles, el Cónclave lanzó un suspiro de alivio y sonrió ante la perspectiva de un nuevo amanecer de la magia y la fantasía.

3 comentarios:

  Jorge Lázaro

17 de diciembre de 2008, 19:39

vaya, me ha parecido bastante bueno (mola el enano malhablado ;))

Me ha gustado especialmente la forma en que haces entrar en escena a personajes cuya identidad es en muchos casos evidente, pero sin llegar a decir quién son (veáse, por ejemplo, el caso de Gandalf. Porque era Gandalf, ¿no?

un saludo

  Roldán

25 de diciembre de 2008, 19:53

Sí, era Gandalf. De hecho, no hay un solo personaje inventado en todo el relato salvo la chica del final. El resto son personajes de novelas de fantasía o procedentes de la mitología.

  Jorge Lázaro

8 de enero de 2009, 19:09

Sí, ya he supuesto que la mayoría era personajes fantásticos conocidos, y de hecho casi todos me sonaban bastante...